Perdóname
pequeño Aylan por yo ser uno de los siete mil millones de individuos egoístas
que te quitamos la vida.
Perdón
porque no aprendimos nada en estos últimos 75 años, y preferimos dar la espalda
a ese nuevo holocausto que estamos asistiendo pasivos en el siglo XXI.
Perdón
por no haber cumplido mi deber de humano, y no haber alzado antes mi voz contra
los ineptos líderes que gobiernan las naciones de todo el mundo.
Descansa
en paz, pequeño Aylan, Galib, el bebé de 9 meses, los dos gemelos de año y medio,
los dos hermanos de 9 y 11 años que murieron junto contigo esa misma noche en
la playa turca de Ali Hoca Burnu, y todo el resto de miles de humanos que si
bien han logrado sobrevivir al hambre, a las bombas y a la guerra, pero no al
mar ni a las barreras geográficas y legales que separan un Oriente Próximo en
llamas de una sempiterna Europa antisemita, porque todos nosotros también continuamos
siendo egoístas, ciegos y sordos… ¡No hemos aprendido nada, Aylan!
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